sábado, febrero 17, 2007

Reemprendiendo la aventura...

Al fin reemprendimos la aventura. Ya estábamos en la ciudad. Una ciudad con polvo, desértica parecía una ciudad triste, pero esta gente contrastaba con la cantidad de gente que había. Estábamos en la plaza. Todo era un mercado, multitud de puestos con gente alborotada comprando, y había algo que yo almenos no conocía, se llamaba esclavitud, señores vendían a gente a cambio de dinero, para lo que fuera, había esclavos de todas las partes de Gaïa. Creo que es monstruoso

Íbamos todos juntos paseando cuando de pronto se nos acercó una chica, mas bien se le acercó a Félix. Estuvieron hablando, y más tarde nos enteramos de lo que pasó; resulta que Izel (que asi se llamaba) era pretendida por el sultan de la ciudad para ser desvirgada, y le horrorizaba la idea. Por eso decidió acudir a un extranjero, ya que prefería esto a estar con el Sultán. La acogimos como una de nosotros y seguimos dando un paseo.

Con mis dotes, decidí que era un bonito sitio para intentar ganar algo de dinero, así que me decidí a crear una alfombra voladora. Hablé con Félix para que me consiguiera una buena alfombra. Le tuve que pagar 4 monedas de oro.

Bueno, ya con la alfombra, me decidí a empezar mi espectáculo. Félix y yo atrajimos a casi una decena de personas, entre ellas a un vendedor de esclavos. Bueno, primero pensé en hacer una demostración guay de la alfombra, oh, se mueve, oh, vuela!! La gente empezó a ofrecer dinero, Félix hizo de agitador social y consiguió que las ofertas subiesen, pero el mercader de esclavos me dijo que si realmente era así la alfombra, estaba dispuesto a pagar el doble que el resto de la gente. Quería la alfombra para hacerle un regalo al Sultán. Me pidió que quería montar en ella... y me entro el canguele!! No sabía si con mi energía podría mantenerla tanto tiempo con el tío encima, así que gracias a un hechizo de Itzen, consiguió que pesase menos y que pudiese mantenerlo mas tiempo sobre la alfombra. Lo único que le pedí es que para que la alfombra le obedeciese, debía decir en voz alta hacia donde quería ir.

Subió a la alfombra, y empezó el recital de direcciones, ¡alante!,¡derecha!, ¡izquierda!, ¡arriba!, ¡arriba!, ¡más arriba!. Le espeté que si subía tan arriba podría caerse, pero pareció no hacerme mucho caso. Se empezó a alejar. Me empecé a quedar a cuadros, si se iba mas lejos con la alfombra, yo pararía el flujo de energía y se caería al suelo. Si se caía al suelo, me diría porque la alfombra se había caído. Por suerte, antes de hacerlo, empezó a retroceder y volvió hasta donde yo estaba.

El hombre parecía muy avispado. Mira tu, no había pensado en eso... quería la alfombra para transportar mercancía y esclavos... si la alfombra fuese de verdad, pues no se me había ocurrido...jejeje... Bueno, al final me ofreció 50 monedas de Oro, cantidad nada despreciable, o pagarme con esclav@s y aquí empiezan todos los problemas.

Cómo tenemos en el grupo un ladrón que no se puede estar quieto, pues decidió que lo mejor era robarle la saca de las monedas, así que no sé como, del cielo aparecieron unos ¿fuegos artificiales en pleno DIA?, (Pero me supongo de quien son) que despistaron a todos. La siguiente visión que tengo es a Ganon "tropezándose" con el mercader de esclavos para robarle la saca, pero tan torpemente que se cayó al suelo con la saca, y echó a correr. El mercader parece ser que no se dió mucha cuenta, y a la hora de ir a pagarme, se empezó a tocar, y a tocar, y que no se encontraba la saca de dinero... me empezó a mirar raro y me dijo que si yo le había robado, Le contesté que como era eso posible, si yo había estado todo el rato delante de él. No me creyó y dejé que registraran mis cosas para que me dejasen en paz. No encontraron nada en mi equipaje y me dejaron tranquilo. Recogí mi alfombra, y me fui del lugar. Antes de irme oí al mercader como le decía a unos hombres que parecían ser su guardia que no me quitasen los ojos de encima.

Joder con Ganon. Había perdido 4 monedas de Oro, y luego, otras 50. Ya haré que me las devuelva.

Me fui a comer con Félix. Encontré a las puertas del local a Ragnar, aspirando humo de un objeto al que llamaban "cachimba".

Comimos todos allí menos Ganon, que creo que estaba huyendo de la policía. Me di cuenta de que había dos hombres detrás mía que me estaban vigilando. Registré mis pertenencias y me faltaban 10 monedas de Oro.

Decidí ir a hablar con el mercader, y Ragnar me acompañó. Cuando nos plantamos delante de él, le pedí mis monedas, me tildó de mentiroso y me dijo que lo que decía era una acusación muy grave. Volví a insistir, hablo con sus hombres, pero me dijo que no las tenía. Aquí entró Ragnar en la conversación. Hay que reconocer que sabe imponerse, y que los asusta un poco. Después de una discusión conseguí que me devolviese 10 monedas de Oro.

Volvimos al bar, y tras una recomendación de Izel, fui a visitar un templo de la ciudad. Me quedé pasmado, ¡los sacerdotes no tenían ojos, tenían sus cuencas vacías! Me contó Izel que esto era porque decían que no querían ver un mundo impuro.

Llegó la noche, Izel y Felix se fueron a una habitación de una posada. Nosotros nos fuimos a la posada que estaba al lado. Itzen salió a buscar un rollo nocturno... yo me fui a dormir.

A la mañana siguiente, fuimos a buscar a Félix. No estaba en su habitación, había desaparecido juntamente con Izel....